domingo, 22 de febrero de 2009

EN SILENCIO

La palabra de cada día. 2008. Zaguán de estrellas. Septiembre
El escribidor piensa que hay personas que han nacido para el sufrimiento. Parece que cuanto les caiga encima es poco, siempre hay algo más que se les puede precipitar sobre los hombros, como si toda la carga del mundo no fuera suficiente. Las personas que han nacido para el sufrimiento generalmente no se dan cuenta de ello, ni siquiera se dan cuenta de que sufren. Tienen asumido que la vida, al menos la suya, es de ese modo y la viven con una sonrisa entre resignada y pacífica. Cuando se rebelan contra su suerte o su destino o su papel en el guión de la existencia, lo hacen como si su alma estornudara, poco más, parece una pura reacción fisiológica a la que podemos despachar con un ‘Jesús’ o un ‘Salud’, que se responderá con el consabido ‘Gracias’, mientras se sigue con la conversación; en fin, poco más que una breve tachadura dentro de una página casi infinita.
Su antigua profesora y amiga de espacios y tiempos intermitentes sonríe mientras le cuenta la penosa situación por la que ahora atraviesa.
Él sabe algunas cosas de ella, aunque no con la profundidad que ella supone, pues ciertas historias del pasado que, supuestamente, él conoce por haber estudiado donde estudiaba, a él le han pasado desapercibidas. Conoce de una prisión domiciliaria en la que el padre enterró sus postreras ganas de existir antes de entregar la vida propiamente dicha. Conoce de las amenazas e insultos de otros alumnos que jamás entendieron sus exigencias. Sabe del cáncer que le acecha, aunque parezca que la batalla la tiene perdida. Sabe del sufrimiento por la muerte de la madre. Y ahora conoce, mientras espera a los escritores con cierto pedigrí, esos jóvenes que aún intentan escalar en el escalafón, pues aún les resta algún trecho para llegar a la cima (a ella más que a él, indudablemente), que otro golpe de destino parece extorsionar la placidez en que, por fin, parecía haber entrado su existencia.
Este puñetazo, es el más doloroso, porque viene a certificar ciertas máximas sobre la fraternidad que se cumplen con reiteración machacona…

9 comentarios:

Adrian Dorado dijo...

Bueno, hay que admitir que las/os sufrientes de pura cepa o de ley (y que los hay los hay) son los auténticos masoquistas, esos como bien dice tu relato que ni siquiera se lo saben de esta manera sino que,obedientes aprendices, asumen el mandato del dolor como un trago inevitable que les trae la vida, es cierto que hay tragos y puñetazos.
Mas lo que nunca pude discriminar con certeza cuando sufren de cuando gozan. O será un mismo sentimiento que matizado entre esas puntas les llena el alma?
Por eso me quedo dubitativo...cuando será que mayormente gozan?
Luego, lo otro, pasa por la mirada del que mira o la sentencia del que juzga...

PD También están los mecanismos de quien "hace" que sufre, éstos serían los que actúan de victimas y con ello consiguen sus buenos dividendos...es que generar culpa al aeno es buena manera de manejo, arte manipulatorio, pero eso es otra cosa que no viene al cuento.

Bueno, alzo mi copa de vodka y ¡Salud, camarada!... Hoy me levanté. completamente, Stalinista.

arquitecturach dijo...

No estoy de acuerdo contigo adrián,no son masoquistas, quiza poco exigentes si, piden poco y poco tienen.Probablemente desconocen que su vida pueda ser mejor.
Un saludo.

Amando Carabias dijo...

QUERIDOS ADRIAN Y CHUS: Antes de irme al homenaje de Machado del que espero traer noticias suficientes, os contesto a ambos.
Hablando en general es probable que los dos tengais razón, porque es probable que existan los dos tipos de personas a las que os referís.
Pero en el caso concreto al que me refiero en este fragmento de mi diario, fragmento de septiembre del año pasado o sea de hace cinco meses, no es ni de una clase ni de otra.
Simplmente es lo que describo fuerte y serena, sabedora de que ciertos imponderables ajenos a su voluntad le han caído encima. Si los hubiera podido evitar, los habría evitado: seguro.
(Hago esta aclaración, porque uno no tiene muy claro quién lee y quié no lee. Y es tanto lo que le debo y tanto lo que admiro a su persona que a lo mejor no entendería mi silencio, si es que este texto llega a sus ojos).
Saludos.
Luego, o sea tras la media noche, os cuento.

Anónimo dijo...

Como decimos por aquí, hay personas que nacen con estrella y otros estrellados. Aquellas a quienes la vida golpea de una forma constante podríamos decir que pertenecen a la segunda categoría, llamémosló mala suerte o que simplemente atraen sobre sí las desgracias del mundo. Si además no son conscientes de ese sufrimiento, peor aún.
Creo firmemente que, a pesar de todo esto (y puede que decirlo desde fuera sea fácil), la única postura posible ante la vida es el optimismo e intentar ver las cosas con una sonrisa, sin pensar en catastróficas consecuencias. Vivir cada día como si fuera el único de nuestra vida es lo que nos hace disfrutarlo intensamente.

De Machado leeremos mañana, lo esperamos.

Anónimo dijo...

Querido Amando:

Los sonetos (que es una forma poética que no suelo utilizar: apenas cuatro o cinco en los tres libros publicados que tengo) son resultado de tu espejo y, por ello, parte de esa composición coral. Son nuestros, no míos. Y de los lectores que los puedan disfrutar.

Como ese poema sobre un poema tuyo. Si puedes, hazte con la antología poética de Cirlot que publicó Editora Nacional, donde se encuentra el homenaje a Becquer, jugando con las combinaciones posibles de la famosa rima "Volverán".

Abrazos
ferran

Amando Carabias dijo...

S.V.-B: Vivir cada día como si fuera el único de nuestra vida. Me lo voy a apuntar y a lo mejor lo hago lema de mi escudo.

FERRAN: De nuevo agradecido y espero que siga tan fructífera 'colaboración'.

A ambos: perdonad el retraso en la contestación, pero es que he estado preparando la entrada de hoy.

Adrian Dorado dijo...

Queria pedir disculpas si hubiera ofendido con lo dicho a alguien, no es mi intención herir a nadie.
Así que ruego que hagan de cuenta que no escribí nada...que lejos que estaba el tiesto!

Amando Carabias dijo...

ADRIAN: No has ofendido a nadie, porque de nadie has hablado, simplemente has generalizado. Y muchos hay que son como tú dices.
También mi experiencia confirma que existen personas como las que tú describes y como las que describe Chus.

arquitecturach dijo...

Desde luego a mi no me ofendiste!
Un saludo Adrián.