sábado, 14 de febrero de 2009

EN EL DÍA DE SAN VALENTÍN.



Las cosas que se me ocurrieron no las contesté porque me dio un poco de vergüenza que pensara que soy un cursi sin remedio, o que el sentimentalismo de un adolescente inexperto me ha atrapado. Y fíjate si se me ocurrieron cosas, en apenas unos segundos, ese breve espacio que abarca el silencio fluido en una conversación tranquila...

Pensé que el amor es vivir sólo a través de la mirada de la amada, que el amor es sufrir si tú sufres, reír con tu risa, que el amor es perderme en las circunvoluciones de tu cerebro y escuchar el fragor de tus pensamientos, hasta los más tristes o los más recónditos, sin importarme nada, sin pensar en otra cosa que en tus palabras.
El amor es refugiarse dentro de tu cuerpo, porque ahí es donde el mío se hace glorioso (hasta donde puede ser glorioso un cuerpo humano), pero también dejar que el tiempo se arroje por el precipicio de la indolencia, porque permanecer abrazados sin otro fin que el propio abrazo, es semejante a la acción del sol sobre la cosecha, pues de su fuerza y de su calor depende que una vez que la semilla ha germinado, la espiga llegue a su madurez.
El amor es respirar la brisa de tus labios, beber tus lágrimas cuando lleguen, humedecer tu frente si la fiebre te atosiga un día, desaparecer en la sombra de un rincón hasta que tu voz reclame mi presencia.
El amor es podarte para que crezcas, para que tu fruto tenga el dulce sabor de las piezas más deseables, para que arraigues en la existencia y sirvas de ayuda a cuantos tiendan su mano en tu busca.
El amor también es pedirte perdón una, diez, cien..., millones de veces, porque no estoy a la altura de tu efigie, porque mis pensamientos se pierden por veredas inútiles, porque estoy más pendiente de mis dolores o de mis miserias que de atender al latido de tu corazón.
El amor es empujarte a la vida, porque, aunque no seas imprescindible para nadie, salvo para mi vida, eres necesaria para toda la humanidad, para que nadie pueda echar en falta la labor de tus manos.
El amor es escarbar en tu corazón para ayudarte a descubrir esos tesoros ocultos que posees, no para tu exclusivo goce, sino para que el ser humano como especie continúe su infinita senda hacia la perfección...
El amor, amor, es hacerte feliz y ser feliz, allá dentro en las entrañas de tu felicidad.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Con todo mi respeto y de puntillas paso por este escrito.
No hace falta decir más, pienso.

Adrian Dorado dijo...

AMEN

Adrian Dorado dijo...

UN NUEVO CUERPO CON NALGAS DE SANDIA

Marian Raméntol

Tu piel es de naranja, con hoyuelos de ciruela,
y un cierto tono melocotón bajo los ojos,
así te mira el espejo cuando decide mentirte
y venderte un nuevo cielo que no precisa rodaje.

La mañana se ha empolvado la nariz,
y se dispone a dar una vuelta por el barrio.

¿Te has fijado?
nunca se detiene a contemplar tus pechos.

Será que todavía dura la resaca
de las oraciones que nunca te nombraron,
y prefiere pasar con gafas de sol y sus tacones altos
a unos cuantos metros de tu acera.

Mientras,
tú te inyectas horizontes por los ojos
para poder ser la pista de aterrizaje de un corazón excesivo.

¿Qué hará posible,
con un poco de suerte, que alguien te haga real?

El silencio practica esgrima con la piedad del minutero,
y en la ventana, merodea la esperanza de las horas.

Quizá pasado mañana,
cuando en el quiosco se venda la crónica de todos los crepúsculos,
algún dios bondadoso,
me regale un nuevo cuerpo con nalgas de sandia.

Adrian Dorado dijo...

Dado que si es por hablar, decir se puede hasta la redundancia pero lo acotado al respecto del amor por un hombre quedó más que bien exlicitado en tu exposición.Me parecio que una voz femenina, poeta (y maravillosa) bien podría integrar esta lista de comentarios, acaso faltara.

Abrazos

Anónimo dijo...

Qué bueno, Amando...!

El amor es, además de todo eso, escucharla cuando respira a solas, y en la oscuridad te preguntas, asustado...¿cómo es posible que toda esta vida me quiera?

Anónimo dijo...

MAÑANA RECIEN HECHA

Sin esperar que se alce el día,
con el perfil más suave de los muebles
de un cuarto para dos, aún a oscuras.

El tiempo llega en forma del espasmo
de un automóvil áspero, que entrena
su embrague frío aún,
mientras la noche cede
uno por uno todos sus espacios
y el aire se despeja´, casi a tientas.

Sabes que el día aguarda, como siempre,
aunque aún te sorprende su constancia
y te conmueve su vejez, que es ya la tuya.

Se asentará de nuevo
el polvo minucioso entre las cosas,
se depondrá la sombra en cuanto enciendas
el día de un golpe de ventana.

Pero ahora,
muy pronto todavía,
en una de esas lentas
mañanas de los sábados,
te gusta oír de nuevo cómo sueña
la ciudad en su cuerpo.
Tardas en despertarla, para decirle a solas
lo que nunca pronuncias.

Y dar las gracias, como cada día,
a un dios desconocido y compasivo
que le puso tu nombre entre sus manos.

Anónimo dijo...

Os felicito, Juan de la Cruz no lo hubiera expresado mejor.

Los que conocemos a Amando sabemos por su sonrisa y por lo que dice que hace tiempo el amor entró de nuevo en su vida y que los calvarios solo le afectan de soslayo.
Él mejor que nadie, como otros, sabe que se puede vivir en el infierno permanentemente al igual que se puede vivir enamorado toda una vida. Esto es posible cuando el otro te ha inundado y le llevas dentro, tan dentro de tu piel que no puedes imaginar su ser sin ser una prolongación del tuyo y viceversa, donde un simple roce es suficiente para poner alerta todos tus sentidos, sabiendo que podrías pasar abrazado dentro de él eternamente.

Lucía dijo...

Les deseamos felicidades a los enamorados en su día, pero en realidad es una puta envidia porque a ellos les toca sentir esto que nos cuentas con una pluma amaestrada.

Anyway, abrazos virtuales para los afortunados.

Lu
Gallego: Tu poema es bellísimo. Un redescubrimiento de dios en boca de los ateos a través del amor tampoco está mal. Me parece.

Amando Carabias dijo...

Uy, llego y me encuentro todo este temblor de sentimientos... Qué alegría... Son las once y veinte de la noche y España se vuelve a entristecer a causa de que el amor ha sido nuevamente confundido por la posesión, por los celos, por una familia desestructurada...
Sin embargo, de nuevo proclamo que el amor es la única salida.
Y os agradezco a todos vuestras palabras.
Mi silencio de la jornada se debe a que he estado entregado a dejar pasar el día con Marián. Sin hacer nada especial. Sólo a su lado, dejando que las horas nos unieran un poquitín más. Hemos estado charlando de todo y de nada, hemos ido de compras, hemos visto "El lector", Ferrán (aquí lo puedes comentar si quieres, no sé si me atreveré a hacerlo mañana, hoy no desde luego, la tengo que rumiar. Si lo haces, amigo, seguro que nos aportas cosas.

Alena: Tu paso, aunque sea de puntillas siempre es bien recibido y siempre es agradecido. Estoy comenzando a leer los artículos de la revista de esta quincena. Ya te comentaré donde corresponde.

Adrián, hermano: Tus ojos son como un periscopio que descubre los movimientos que se producen en la red. Marian Ramentol es una gran poeta, desde luego, gracias por hacérnosla presente en este rinconcito.

Ferran: No sabes cómo me alegra provocar en ti esa vena lírica que, según propia confesión tuya hecha en este mismo lugar, es lo que más aprecias de tu obra. Si el tríptico de sonetos que te provocó la lectura del primer capítulo del El Espejo, me hace temblar de emoción. con este poema sobre el amor cotidiano y hondo y sereno me has ganado como lector de tu poesía.

SVB:¿Cómo no quererte? No me merezco tanto, aunque sí tienes razón, se puede vivir enamorado toda la vida. Hoy, al menos, las teorías químicas las podemos archivar, en la biblioteca de la sabiduría, pero no de la vida.

Lucía: Bienvenida a este tono.

Anónimo dijo...

El lector. Sin comentarios. Maravillosa película. El chico, fantástico. Hanna, sublime.
Delicada y sensible, a la vez que fuerte e impactante.