domingo, 28 de diciembre de 2008

LA CONTRADICCIÓN DE LA NOCHE

— I —
La oscuridad es un volcán de frío
que estalla, que se esparce en el silencio,
en mitad de un insomnio que me aturde.
Las sombras han cerrado los relojes,
que olvidan avanzar, aún despacio…
Me devuelve el espejo un rostro extraño,
imagen alterada,
superficie cubierta de miseria,
de tiempo envejecido y caducado.
Mi juventud ya huyó, cierva asustada,
del rostro que el recuerdo ha amordazado
a mi memoria vacilante y tarda.

Mas, si aún me estremecen mil poemas:
los que mi corazón aprehende y mece
antes que mis neuronas los seccionen,
¿cómo mi efigie no es la misma imagen
de aquel muchacho casi imberbe y puro?
Si el verde orín del tiempo me devora
el rostro y los cabellos,
la fuerza y la mirada,
el vientre y hasta el sueño,
¿qué impide al corazón
trotar, correr, saltar, volar, soñar,
con ciertas melodías,
con millones de versos,
con las suaves caricias de tus dedos?
La noche, el territorio de sus sombras,
debiera ser fresco vergel de sueño
que restaña la herida que supura
dentro de las entrañas…
En el desvelo añoro la luz mansa
de los amaneceres,
esa curva que tensa los colores,
su frío soplo de claror intacto
que alivia tempestades y tristezas.

— II —
Su vigor inicial me fortalece
su hialina fragancia me atraviesa,
cuando al fin nace alada la mañana,
risa de ninfa blanca y juguetona
como arrojada por las cimas verdes
de los bosques remotos,
umbrosos receptáculos de vida
que palpita y que tiembla.
Soy, pues, ligera flecha de la aurora,
lanzado por sus rubios dedos firmes,
que cada amanecer tensan el arco
y convierten el orto
en vibrantes cantatas de colores,
ésas que Bach tradujo en melodías
sublimes de cristal inquebrantable.
Soy territorio de la luz, diría,
aunque resuene a pretenciosa y fatua
idea tan sublime,
pues mi existencia irradia menos brillo
que una luciérnaga marchita o muerta…
Pero a pesar de todo me reafirmo:
soy territorio de la luz, pues ella
nutre mis sueños, risas y esperanzas,
porque tan solo en su presencia crezco,
pues me alimenta su energía cálida,
porque a sus lomos vuelan mis palabras,
porque en su filtro calmo mi impaciencia,
porque a su vera la verdad sonríe.

La oscuridad es un volcán de frío
que estalla, que se esparce en el silencio,
repito sin enmienda, y sé al tiempo
que entre sus sombras nace tantas veces
la vida, que la noche es como el útero
infinito y eterno, el cofre opaco
donde anida la esencia que fecunda…
¿Cuántos litros de extracto humano cubren,
fecundan las entrañas,
mientras la madrugada estalla y grita,
volcán de frío que se esparce mudo…?

2 comentarios:

Adrian Dorado dijo...

¡Juná un cacho, papiolo!

Un día entero de entrevero interneteado
pretendiendo chamuyar en tu cotorro
y ¡naranja pal chabón!:
Piantó la entrada.

No se abrió
a ventanita
pal "sover"
que te tenía
que escribir
de pura fantasía...

Fué la musa
que me vino
acamalada
por el muyo
de tu propia
españolía.

Rantifusa
la rascada vil
me amaneció
de trastornada.

Decí que quía,
aprioloquiando
al vento que venía,
refiló pal rioba
mamerteando
bien de joba.

Ahora,
en el relache
de la mina,
relojeaba
que faltaba
o
suspendía.

¡Pero...Puta!
Mirá lo trucha
que es la vida
al piantarse
se quejó
de shomería.

Tengo sobrada
una tragada piola
y es tranquearla
distraida
mientras
la enfilo
pal bulo.
Andá a saber..
por ahí,se queda
o
de puro trabucada
se nos pira.


La cosa se había armado con la tensión de los colores...psssss
no sé que proseguía,
lástima...se la llevó
como te dije
el puto viento del verano.

Un abrazo

PD:Todo un día bloqueado ¡UfUfÚ!

Adrian Dorado dijo...

En caso de necesidad de un diccionario lunfardo
http://www.nacionesunidas.com/diccionarios/argentina.htm

"El lunfa e jodido, é"